O.J. Simpson, cuyo juicio por homicidio cautivó a la nación en la década de 1990, acaparó una vez más la atención nacional con su fallecimiento. Este evento no solo marca el fin de una era definida por su figura controvertida, sino que también resalta cómo el “Juicio del Siglo” transformó irrevocablemente el entorno mediático en Estados Unidos, pavimentando el camino para fenómenos como la presidencia de Donald Trump.
Desde la persecución televisada en vivo que paralizó a Estados Unidos hasta el veredicto que fue visto por 150 millones de personas, el juicio de Simpson no solo fue un hito judicial, sino también un punto de inflexión para la televisión y la cultura pop. La presencia constante de cámaras en la sala del tribunal transformó un proceso legal en un espectáculo mediático, dando nacimiento a una nueva era de “telerrealidad” y periodismo de opinión que dominaría las décadas siguientes.
La cobertura ininterrumpida y sensacionalista del juicio contribuyó a la creación y el ascenso de figuras mediáticas y cambió la forma en que el público consume las noticias. El juicio impulsó la popularidad de la televisión por cable, preparando el escenario para que figuras como Donald Trump capitalizaran la realidad televisiva como un vehículo hacia el poder político.
Este legado mediático de Simpson, aunque controversial, subraya la intersección entre entretenimiento, política y justicia en la era moderna, destacando cómo figuras carismáticas pueden influir profundamente en la sociedad y el discurso político a través de nuevos medios y formatos de entretenimiento.